Crecida, hinchada, turbia la corriente
troncos y peñas con furor arrumba,
y bate los cimientos y trastumba
la falda, al monte de enriscada frente.
A mayores abismos impaciente
el raudal espumoso se derrumba:
la tierra gime; el eco que retumba
se extiende por los campos lentamente.
Apoyado en un pino el viejo Río,
de ruda encina y de arrallán bravío;
alzando entreambas sienes, coronada.
Entre el iris y niebla levantada
ansioso por llegar al mar umbrío,
a las ondas increpa amotinadas.
--JOSE JOAQUÍN PESADO.
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